miércoles, 16 de mayo de 2012

ANDREA VIANINI


Mucho más que un hombre, un gran hombre

A comienzos de los 80 se hacían habituales las visitas a Mendoza de Andrea Vianini, el piloto ítalo-argentino que fuera una de las grandes figuras del Turismo de Carretera y del Turismo Nacional en la década del ´60, quien había sobrevivido milagrosamente a un gravísimo accidente automovilístico el 14 de octubre de 1970 en el circuito de Las Flores, en la Provincia de Buenos Aires, y que desde entonces se movilizaba en silla de ruedas porque había quedado inválido del cuello hacia abajo, sin movilidad en piernas y brazos.

Andrea llegaba invitado por su gran amigo, el empresario Luis Menotti Pescarmona, y se refugiaba en cálidos encuentros y en la amistad que entre otros también le brindaban Luis Nanna, Gastón Fenzo y Luis y Federico Fantozzi, con los que compartía largas charlas, que realmente lo motivaban porque solía repetir agradecido: "Disfruto Mendoza, aca me pongo bien. Por eso vengo con gusto, me siento fuerte. Con mis buenos amigos me río a toda hora y solo pienso con optimismo".

Por lo general Andrea tenía una mirada muy profunda, mezcla de dolor y tristeza, de enorme resignación, aunque a veces sonreía con felicidad como él mismo admitía rodeado del afecto y el respeto de esos amigos de la colectividad italiana en Mendoza que lo llevaban a sus casas y que lo hacían sentir bien, como si fuera una persona normal.

Lo acompañaba un asistente, al que cariñosamente nombraba como "El Chino", un fiel colaborador que empujaba su silla de ruedas y que según refería lo ayudaba a vestirse, a comer y a las demás necesidades que no podía hacer por sí solo. Se recuerda, por ejemplo, que cuando tenía ganas de fumar le pedía: "Chino, encendeme un cigarrillo y ponemelo en la boca".

Otras veces: "Chino, dame vuelta las páginas del diario que quiero ver qué dice Los Andes".

El accidente

En aquella carrera de Las Flores, fiel a su estilo arrollador y dominante, al comando de un Baufer-Chevrolet, a un promedio de 260 kilómetros por hora, peleaba la punta en dura porfía con Gastón Perkins y Carlos Ruesch, cuando en el octavo giro venían los tres juntos separados por décimas de segundos, Perkins se corrió para dejarlo pasar a Ruesch.

Cuando lo hizo no lo vio a Andrea y lo encerró, el auto del Tano mordió la banquina, hizo un trompo, se llevó por delante una alcantarilla, pegó brutalmente contra el guard-rail, voló espectacularmente en el aire, pasó por encima de un cartel de publicidad y cayó de punta sobre unas viejas vías del ferrocarril.

La máquina quedó reducida a un montón de escombros quemados y destruidos de los que Andrea pudo ser rescatado con vida. Sin embargo nunca se recuperaría de las serias e irreparables lesiones que había sufrido y que lo dejaron parapléjico al perder la sensibilidad de la tercera, cuarta y quinta vértebras cervicales.


Para recuperar la movilidad de sus brazos y piernas lo intentó todo. Fue operado por los mejores especialistas en Estados Unidos, Alemania y Suiza, aunque el esfuerzo y la esperanza de una vida normal resultaron inútiles.

Al cabo de cuatro meses de internación salió para siempre de una clínica en silla de ruedas empujado por la que hasta entonces era su mujer, Dolores Blaquier, una dama de la alta y distinguida sociedad porteña con la que se había casado en Italia en setiembre de 1963 y con la que tuvo cuatro hijos: Astrid, Andrea, Giusseppe y Paolo.

Contaba Andrea que en su desesperación por volver a caminar visitó al hermano Miguel en Brasil y a la hermana Pachita en México. Igualmente lo que no pudieron ni la ciencia ni los mejores cirujanos del mundo tampoco lo lograron esos brujos o hechiceros que también lo trataron.

Crudo relato

En la intimidad de aquellas charlas, en las que se desahogaba con sus amigos y salía de sus momentos de crisis y depresión, relatos a los que quien escribe esta nota pudo acceder por su relación laboral con don Luis Pescarmona, los que luego Andrea volcaría en su libro de memorias "Un hombre es siempre un hombre", editado a fines de 1996, narraba que "mejor me hubiera muerto, porque así como estoy siento que no sirvo para nada. Necesito ayuda para todo. Para abrir una puerta, para cerrar una ventana, para sentarme en una silla, para ir al baño, para asearme, para vestirme, para comer, para darme vuelta en la cama. No se puede vivir paralítico, odio mi parálisis".

También comentaba: "Ya he vivido así por años, no sé hasta cuando podré resistir. A veces quisiera suicidarme, pegarme un tiro en la sien. Lo pienso cada mañana, cuando me despierto y me miro al espejo. Lo intenté cuando supe en un sanatorio de Suiza que nunca más volvería a caminar en mi vida. A veces no se como hago para soportar esta condena".

Aquellas confesiones, tan crudas como crueles, desgarradoras, realmente dolorosas, dejaban un último testimonio cuando se sinceraba ante ese grupo de amigos y reconocía que un día su mujer lo miró a los ojos y le dijo sin la más mínima compasión; "Me das asco". Con su orgullo herido le mostró la puerta y fue la última vez que la vio en su vida.

Sin duda que Andrea Vianini es mucho más que ese hombre que aparece en sus memorias, es un gran hombre.

Capaz de responder cuando un periodista de Los Andes le preguntó en una de aquellas visitas qué haría si pudiera volver a caminar: "Me subiría a un auto de carrera y volvería a correr". Que terminaría escribiendo en su biografía personal, superando todas sus crisis y viejos intentos de suicidio: "mi cuerpo está quieto pero mi mente vuela cada vez más libremente".

fuente de la nota :Diario Los Andes de Mendoza

VICTORIAS EN EL TC

Las victorias logradas en el TC fueron a bordo de la legendaria "Garrafa", la primera el mismo día de su debut en el Autódromo de Buenos Aires, para la siguiente victoria, tuvo que esperar hasta el año siguiente.

16/7/67 - Autódromo de Buenos Aires

16/3/68 - Autódromo de Alta Gracia

Si bien la Garrafa tenía motor Chevrolet, estaba construida sobre un chasis Bergantín, incluso usando muchas de sus partes mecánicas. Pero su corazón tenía forma de moño dorado.

1 comentario:

  1. personaje simpatico y carismatico, piloto unico e irrepetible, siempre querido y admirado por sus hinchas !

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