martes, 4 de diciembre de 2012

Con un sabor amargo


Matías Rossi llegó al Mouras de La Plata como puntero de la Copa de Oro y como uno de los firmes aspirantes a lograr el título del TC. Hizo suficientes méritos para ganar la instancia. De hecho, si el torneo hubiera sido largo (como sucede en gran parte del mundo), hubiese sido campeón con el cuarto puesto conseguido en la anterior cita de La Pampa. Pero el final fue otro…

El Misil, sin dudas, hizo todos los méritos para consagrarse campeón. Además, contó con el mejor auto del año. O por lo menos hasta que llegó el intempestivo cambio reglamentario técnico por parte de la ACTC para beneficiar a los Ford, marca que estaba relegada por el andar de los Chevrolet.

Rossi y el Donto Racing, su equipo, se las arreglaron para mantener el protagonismo con la Chevy. Por eso la victoria en San Luis perfiló al piloto de Del Viso como favorito a lograr la corona. Aunque en el afán por mejorar, su estructura realizó unos cambios en su coche que lo perjudicaron. Dejó de clasificar adelante, pero en la final se venía con todo, como en Buenos Aires II (sexto) y en La Pampa (cuarto).

En el medio, Rossi se peleó con la hinchada de Chevrolet por decirle a CORSA que evaluaría correr con Ford. Después de eso no se calló nada y hasta manifestó ante todos los medios su descontento por las modificaciones realizadas al reglamento por parte de la ACTC.

Nada de eso lo desalentó y en La Plata tenía su gran chance, pero la historia no terminó con un final feliz. En la primera clasificación quedó 20°, a 1s6 de la punta. El sábado mejoró muchísimo al ubicarse octavo. Sin embargo, el domingo fue caótico.

Largó su serie en la tercera posición, con Juan Bautista De Benedictis a su lado. Perdió en la partida por el inalcanzable pique de los Ford y, encima, luego hizo un trompo en el curvón defendiendo la posición con Norberto Fontana. Se las arregló para volver a la pista, pero fue embestido violentamente por José Savino (que nunca llegó a levantar y cuando se bajó se agarraba la cabeza por cómo había quedado su Ford). La cuestión es que Matías no largó la final y se privó de luchar por la corona, algo que parece injusto

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