lunes, 7 de octubre de 2013
El Baufer también se presentó en el CAC
Cuando la noticia bomba de la aparición del Numa de Ruesch hacía efecto racimo por las redes sociales y por RETROVISIONES, el segundo Baufer recuperado desandaba el camino del sur al norte del Gran Buenos Aires, de su taller de restauración al Club de Autos Clásicos de San Isidro, donde se presentó hace unas semanas.
Este Baufer fue originalmente construido por la familia Baudena para Juan Manuel Bordeu. Cuando nació, a fines de 1968, para competir en T.C., tenía un motor Chevrolet 250 y con los 3 carburadores Weber orillaba los 300 HP.
A principios del 69 fue parte del inicio del campeonato de Sport Prototipos, clasificando 3º en la primera carrera en Buenos Aires. Después corrió 2 carreras más, siempre con el motor Chevrolet, pintado de rojo y con la publicidad de Isaura. A partir de ahí, Bordeu se decidió a cambiar de motor y el auto apareció con un Dodge en sus entrañas, mutando de color también por el cambio de patrocinio, pasando al amarillo. Los resultados no fueron buenos con esta combinación, y para la temporada siguiente el auto fue dejado de lado. Se dice que corrió algunas carreras con motor Tornado a partir de que Bordeu lo dejó, y muchos años después fue rescatado en Chile por Ricardo Kobler, quien lo encontró pintado de azul y con un motor V8, como se corría por aquellos pagos.
De ahí, su repatriación y la posterior restauración hecha por José María Pedota, un trabajo a mi criterio impecable, sin excesos de prolijidad y respetando hasta las publicidades.
Se construyeron otros 3 Baufer similares: uno fue el de Jorge Cupeiro- el único que ganó con este modelo, 2 carreras de SP en 1969-. En 1970 se modificó radicalmente para que lo corriera Andrea Vianini y terminó sus días en el accidente de Las Flores.
El de Carmelo Galbato, era azul y tenía un Ford V8. Sin resultados significativos, también partió a Chile.
Por último el de Rubén Roux, un auto que no llegó a debutar y ahora participa asiduamente en las competencias de regularidad en el Gálvez, con un Chevrolet como impulsor.
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