Jorge Pedersoli y Omar Wilke conformaron una de esas duplas que no se empardan. En el Turismo Carretera dejaron su huella y desmienten a la gilada que tira por ahí que están peleados…
Empezaron a trabajar codo a codo en la General Motors de finales de los ’60, cuando ambos eran operarios de la planta de San Martín que, después de hora, se quedaban trabajando a las órdenes del ingeniero Ricardo Joseph en la preparación del motor 250 pulgadas cúbicas.
Desde allí crecieron hasta independizarse cuando GM dejó la Argentina en 1978 y se las compusieron para entregarle a Roberto Mouras el Dodge con el que el Toro de Carlos Casares consiguió los títulos de 1983, 1984 y 1985. La decisión de Mouras de armar un Chevrolet para el ’85 y ponerlo de lleno en carrera a partir de 1986, decisión influenciada por la cúpula de la ACTC para recuperar algo de paridad en las competencias, fue un punto de inflexión en la relación entre ambos. Uno estaba de acuerdo, el otro no, y a partir de allí tomaron caminos separados, exitosos los dos.
A casi 30 años de aquella decisión, el TC volvió a encontrarlos peléandola juntos frente a un motor. Fue en Olavarría, cuando se involucraron en el motor del Chevrolet de Camilo Echeverría. El piloto neuquino apenas si logró clasificar 22º el sábado, pero en su serie avanzó al 9º lugar y fue sexto en la final.
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