martes, 6 de diciembre de 2016

ORTELLI: "ES UN SUEÑO DEL CUAL NO QUIERO DESPERTAR"


Tras festejar su séptimo título en el TC, Guillermo Ortelli habló con CORSA. Contó los pormenores de la consagración y habló de las sensaciones de ser el segundo piloto más campeón de la categoría.



El domingo 4 de diciembre de 2016 quedará en la historia del Turismo Carretera. Guillermo Ortelli alcanzó su séptimo campeonato y quedó a dos de Juan Gálvez, el piloto más campeón en los casi 80 años de vida de la popular categoría. Al máximo ídolo de Chevrolet, que también festejó en 1998, 2000, 2001, 2002, 2008 y 2011, le alcanzó con ser segundo y aprovechar los retrasos de Matías Rossi y Mariano Werner en la última fecha corrida en La Plata.

Sin embargo, el piloto de 43 años no se plantea alcanzar al máximo exponente de la especialidad y no busca compararse con otros próceres teceístas a pesar de formar parte de su historia grande.

Ortelli llegó tercero en la definición de la Copa de Oro, a 37 puntos del líder Rossi. Tenía un desafío enorme sabiendo que el Misil y Werner eran los máximos candidatos. Aunque el piloto de Salto recurrió a una receta que le permitió lograr en su momento su quinta corona: el JP Racing. El equipo de Gustavo Lema tuvo en Ortelli a su baluarte en el cierre del mini torneo final. Hasta apostó por un cambio de motorista en la última fecha, reemplazando a Fabián Giustozzi por Jhonny Laboritto.

Las cosas fueron difíciles para Guillermo el fin de semana. Si bien se ilusionó con ser el mejor en el segundo entrenamiento, clasificó en el sexto puesto. “El auto tiene mucha ida de cola y pierdo rendimiento”, contaba el sábado. El domingo largó segundo en su serie, pero su saliente compañero de equipo, Facundo Ardusso, acató el pedido de cederle la posición. Esto facilitó el triunfo en su batería, la segunda más veloz de la mañana. En la final partió segundo y buscó en ocasiones a José Manuel Urcera, a quien no pudo superar. Guillermo cruzó la meta como escolta y con la convicción de haber realizado una decorosa labor. Pero, de forma abrupta, todo cambió a su favor. Si bien en la verificación técnica los primeros que festejaron fueron Rossi y Laureano Campanera, dueño del Donto Racing, en el podio Ortelli se enteró que había alcanzado su séptimo cetro en el TC donde además tiene 32 triunfos en 335 carreras, 31 pole positions, 88 victorias en series, 91 podios y 67 récords de vueltas. Y luego vino la charla con CORSA…

-¿Cómo fue tu carrera?
-En la largada intenté superar a Manu (Urcera), pero se defendió muy bien. Luego me fui acercando cuando pude. Tampoco es que tuve chances claras, salvo en los dos relanzamientos.

-¿Cuándo te esteraste que eras campeón?
-Crucé la meta siendo segundo, agradecí a todo el equipo, pero de pronto alguien dijo por la radio “no, para, para, que vos sos el campeón…” No lo podía creer.

-¿Y qué sentiste en ese momento?
-Es un sueño del cual no quiero despertar. No tengo palabras para explicar lo que siento. Todo cambió de forma repentina. En particular me acuerdo de mis viejos que me educaron con humildad y espíritu para luchar por las cosas. Al confirmar que había logrado el título resé un Padre Nuestro y les agradecí a mis padres. Ellos me ayudaron desde el cielo.

-¿Por qué sos otra vez campeón?
-Estoy en un gran equipo, que puso todo para que pudiera lograr esto. También hay personas responsables para este logro como Giustozzi, quien durante 14 fechas estuvo a cargo del motor y con él pude lograr dos victorias. Él también es campeón e hizo un gran esfuerzo. También a Facundo (Ardusso), un gran compañero, que lo volvió a demostrar al cederme la posición en la serie.

-¿Sentís que tu título se opacó por lo que pasó entre Rossi y Werner?
-No, para nada. Voy a festejar igual. Nuestro equipo lo tiene muy merecido. Lamento mucho lo que pasó, en especial por Matías, que durante todo el año fue el referente de Chevrolet y el que mejor hizo las cosas. Se merecía ser campeón. Una lástima lo que pasó. No puedo juzgar la maniobra porque aún no la miré.

-¿Qué pensás de la denuncia que hizo Rossi?
-Está en todo su derecho. Si pensaba que podía reclamar para cambiar las cosas y la categoría le da la posibilidad, está bien.

-¿Cuándo llegaste a La Plata pensabas que podías ganar el título?
-Obvio, siempre me tengo fe. Las carreras hay que correrlas. En Toay quedé afuera por un toque y acá un toque de mis dos rivales ayudó para que sea campeón. Si el más grande, como Juan Manuel Fangio, decía que las carreras se terminan cuando se baja la bandera de cuadros, lo que pasó este domingo es una clara muestra. Estaba muy confiado en el trabajo del equipo, sabía que me entregaron el mejor auto posible y que para la serie corrigieron las fallas del sábado.

-¿En que momento te diste por vencido durante la carrera?
-Cuando noté que no iba a poder superar a Urcera y que Matías (Rossi) se mantenía muy bien en el cuarto puesto. Me iban contando por radio las alternativas y tampoco veía que Mariano (Werner) pudiese acercársele. Ya en las últimas vueltas, me parecía imposible que Rossi pudiera terminar detrás del puesto 21º, lo que le alcanzaba para ganar el campeonato.

-¿Ahora vas a buscar ser el más campeón en la historia del TC?
-No miro a Juan Gálvez. Es un orgullo que me compare con él o con otros pilotos de renombre, como Traverso, por ejemplo, que ahora lo pasé por un campeonato. No me quita el sueño las estadísticas. Si me preguntan cuántas victorias tengo, las desconozco.

-¿Y cómo se hace para que la llama siga encendida?
-Tiene que ver con muy espíritu competitivo. No me gusta perder a nada... Nunca voy a cambiar esa forma de ser a la hora de competir y también siento que tengo hilo para rato.

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